Comprar en mercados emergentes se ha convertido en una alternativa atractiva para muchas empresas industriales que buscan optimizar costos, diversificar sus fuentes de suministro y mantenerse competitivas.
Estas economías en crecimiento ofrecen acceso a materias primas, mano de obra calificada y nuevas oportunidades de colaboración. Sin embargo, también presentan desafíos logísticos, regulatorios y culturales que no deben subestimarse.
Para los responsables de compras, evaluar de forma correcta estas variables puede marcar la diferencia entre una estrategia exitosa y un problema operativo. Este artículo expone las claves para comprender mejor los beneficios y riesgos de las compras en mercados emergentes, ofreciendo una visión clara en la toma de decisiones informadas.
Los mercados emergentes son economías en vías de desarrollo que están experimentando un crecimiento económico acelerado, una creciente integración en los mercados globales y una progresiva reforma de sus instituciones y regulaciones.
Se caracterizan por una clase media en expansión, apertura comercial progresiva y un aumento en la inversión extranjera.
Entre los ejemplos más destacados se encuentran China, India, Brasil, México, Turquía e Indonesia. En el caso de Latinoamérica, muchas empresas industriales han encontrado proveedores competitivos en países como Perú, Colombia y Paraguay, donde hay incentivos a la exportación y un crecimiento industrial sostenido.
Incluir a estos países como parte de una estrategia de abastecimiento global permite a las empresas e industrias ampliar su red de proveedores y reducir la dependencia de zonas geográficas con mayor volatilidad o saturación.
Explorar los mercados emergentes para el abastecimiento es una estrategia. Varias razones de peso impulsan a las empresas a considerar estas geografías:
La ventaja más evidente es el precio. Los mercados emergentes suelen ofrecer costos de producción más bajos debido a salarios reducidos, incentivos fiscales y una infraestructura industrial en desarrollo.
Esto se traduce en precios de venta más atractivos para materias primas, componentes y servicios industriales. Para una empresa que busca optimizar su margen, esta competitividad de costos es un fuerte aliciente. No es solo el precio de un producto, es la posibilidad de reducir de manera significativa el costo total de adquisición en el largo plazo.
Además, la diversificación de la cadena de suministro fortalece la capacidad de adaptación de la empresa ante crisis globales, desastres naturales o interrupciones logísticas.
Muchos mercados emergentes mantienen una fuerte inversión en desarrollo e innovación. Esto significa que pueden ser cuna de productos únicos, soluciones tecnológicas distintas o incluso métodos de fabricación que no se encuentran en mercados más maduros.
Mirar hacia estas regiones permite acceder a una oferta diversa y a veces a la vanguardia, abriendo nuevas posibilidades para el desarrollo de productos o la mejora de procesos.
Estar a merced de un único país o de unos pocos concentrados en una misma región deja a las empresas en una posición muy expuesta y débil. Problemas locales, desastres naturales o cambios políticos pueden paralizar la producción.
La diversidad de proveedores a través de mercados emergentes distribuye el riesgo. Al tener opciones de abastecimiento en distintas zonas geográficas, la fortaleza de la cadena de suministro global aumenta. Esto asegura que, si un eslabón falla, la operación puede continuar con menos interrupciones.
El dinamismo de las economías emergentes implica una demanda interna creciente y una mayor capacidad de inversión en infraestructura y tecnología. Las empresas que establecen relaciones comerciales en estos mercados pueden beneficiarse de nuevas oportunidades de negocio, alianzas estratégicas y acceso a mercados secundarios que pueden resultar atractivos a largo plazo.
Lo que empieza como una estrategia de abastecimiento global puede convertirse en una puerta de entrada a nuevos mercados de consumo.
El acceso a incentivos fiscales es otra de las grandes oportunidades de operar en mercados emergentes, en especial para empresas extranjeras que buscan establecer una presencia o un flujo de compras globales.
Los gobiernos de estas economías suelen ofrecer una serie de beneficios para atraer inversión extranjera directa y estimular el crecimiento económico local. Estos beneficios fiscales pueden reducir de manera significativa los costos operativos y de inversión, haciendo que la competitividad sea aún mayor en estos mercados.
Todas estas ventajas convierten a los mercados emergentes en una opción atractiva dentro de una estrategia de compras internacionales bien estructurada.
El entusiasmo por los beneficios no debe opacar los riesgos en mercados emergentes, que también existen y pueden afectar los resultados si no se gestionan de forma adecuada. Entre ellos se encuentran:
Uno de los mayores desafíos es la inestabilidad política y los cambios regulatorios frecuentes. Las empresas pueden enfrentarse a modificaciones abruptas en las leyes de comercio exterior, restricciones a la importación y exportación, o incluso expropiaciones y conflictos sociales. Estos factores pueden afectar la continuidad de los suministros y aumentar los costos operativos.
Un riesgo cambiario relevante por ejemplo puede anular cualquier ventaja de precio si la moneda del proveedor se fortalece de forma brusca. Es vital monitorear el entorno macroeconómico y político de los países con los que se comercia.
Aunque muchos mercados emergentes están invirtiendo en infraestructura, todavía existen limitaciones significativas en transporte (carreteras, puertos, aduanas), almacenamiento y distribución. Esto se traduce en:
Estos retos en la cadena de suministro en mercados emergentes pueden anular cualquier ahorro inicial en el costo del producto.
Las barreras idiomáticas son obvias, pero las diferencias culturales pueden ser más sutiles y peligrosas. Las prácticas de negocio, los estilos de negociación, los plazos, la interpretación de contratos e incluso la ética empresarial varían mucho.
Una falta de entendimiento mutuo puede llevar a malentendidos, incumplimientos de acuerdos o relaciones tensas. Para una compra exitosa en mercados emergentes, es vital invertir tiempo en entender y adaptarse a la cultura local.
Uno de los principales riesgos es la variabilidad de la calidad. Los estándares de fabricación, la infraestructura o el control de procesos pueden no ser tan consistentes como en países desarrollados. Esto exige una gestión de calidad mucho más rigurosa desde el origen.
Sin inspecciones constantes, auditorías de proveedores frecuentes y pruebas de productos exhaustivas, la calidad de los productos finales puede verse comprometida. Una mala calidad no solo afecta al producto, también daña la reputación de la empresa y genera costos adicionales por devoluciones o correcciones.
La protección de la propiedad intelectual (patentes, diseños, marcas) puede ser más débil o menos estricta en algunos mercados emergentes. Existe un riesgo real de que diseños, tecnologías o incluso secretos comerciales sean copiados o utilizados sin autorización. Esto puede generar pérdidas significativas para una empresa que invierte en innovación. Implementar medidas de seguridad y acuerdos legales sólidos es fundamental.
Para aprovechar al máximo las oportunidades que ofrecen los mercados emergentes y minimizar los riesgos, las empresas industriales pueden implementar las siguientes estrategias:
Antes de iniciar operaciones en un mercado emergente, es fundamental realizar un análisis exhaustivo de las condiciones políticas, económicas, regulatorias y logísticas. Esto permite identificar los principales riesgos y diseñar planes de contingencia para gestionarlos.
Antes de cualquier compromiso, es vital investigar a fondo a los proveedores en mercados emergentes. No solo el precio importa. Se debe analizar su historial de producción, solidez financiera, certificaciones de calidad (ISO, etc.), capacidad de producción real y referencias de otros clientes.
Una auditoría de proveedores en sus instalaciones, si es posible, ofrece una visión clara de sus procesos y controles. La meta es identificar aquellos que sean confiables y que puedan cumplir con los requisitos.
Los contratos deben ser detallados y específicos. Deben cubrir aspectos como los estándares de calidad, plazos de entrega, condiciones de pago, responsabilidades en caso de incumplimiento, resolución de disputas y la protección de la propiedad intelectual. Contar con asesoría legal experta en el país del proveedor es vital para asegurar que el contrato sea ejecutable y proteja los intereses de la empresa.
En muchos mercados emergentes, las relaciones personales y la confianza son fundamentales. Invertir tiempo en construir lazos fuertes con los proveedores va más allá del contrato. Visitar sus instalaciones, entender su cultura de negocios y mantener una comunicación abierta y frecuente fomenta la lealtad y la colaboración. Una relación fuerte facilita la resolución de problemas y la adaptación a cambios.
Buscar el apoyo de consultores o empresas con experiencia directa en los mercados emergentes elegidos puede acelerar el proceso y evitar errores costosos. Estos expertos conocen las regulaciones locales, las prácticas de negocio y pueden ayudar a identificar proveedores confiables, así como a navegar las complejidades culturales y logísticas.
No depender de un solo proveedor o mercado es clave para reducir la exposición a riesgos específicos. La diversificación permite adaptarse de forma rápida a cambios en las condiciones del mercado y aprovechar nuevas oportunidades de compra.
Además, es importante monitorear las tendencias económicas, políticas y regulatorias para anticipar posibles cambios y ajustar la estrategia de compras.
Tener proveedores en diferentes regiones reduce el impacto si un país enfrenta problemas. Esto crea una red de seguridad para la cadena de suministro global.
No basta con revisar el producto al llegar al destino. Se deben establecer controles de calidad en cada etapa del proceso de producción del proveedor. Esto incluye:
Esta gestión de la calidad proactiva es clave para asegurar la calidad de los productos.
Implementar herramientas tecnológicas puede marcar una gran diferencia. Sistemas de gestión de proveedores (SRM), plataformas de colaboración, software de planificación de la demanda y soluciones de rastreo logístico ofrecen una visibilidad completa de la cadena de suministro global. Esto permite monitorear el progreso, detectar desviaciones a tiempo y gestionar los riesgos en mercados emergentes de manera más efectiva.
Empresas del sector automotor han establecido alianzas con fabricantes de autopartes en India y Tailandia, logrando reducir costos sin perder calidad. No obstante, en muchos casos, estas empresas contaron con equipos locales que supervisan el cumplimiento de los estándares y la capacitación continua del proveedor.
En la industria alimentaria, algunas marcas globales han aprovechado la producción en mercados como Perú o Colombia para desarrollar líneas especializadas, cumpliendo con normativas europeas o norteamericanas gracias a acuerdos bien estructurados.
Los aprendizajes clave en estos casos incluyen:
Realizar compras en mercados emergentes aporta importantes beneficios a las empresas industriales, como acceso a nuevos proveedores, costos atractivos y posibilidades de crecimiento. Sin embargo, también implica riesgos que deben gestionarse con estrategias claras y una visión de largo plazo.
La clave del éxito está en combinar un análisis riguroso de los riesgos con una gestión activa de las relaciones comerciales y una inversión en tecnología que permita optimizar los procesos de abastecimiento.
Las empresas que logran adaptar su estrategia a las particularidades de los mercados emergentes pueden obtener una ventaja competitiva sostenible y posicionarse mejor en el escenario global.
En definitiva, comprar en mercados emergentes no es una decisión que deba tomarse a la ligera, pero quienes lo hacen con criterio y preparación pueden descubrir oportunidades que transforman su negocio y fortalecen su posición en la industria.
5ta Avenida 9-10 calle S.O.
#81 Barrio Lempira
San Pedro Sula, Honduras.
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