Las válvulas son un componente importante tanto en la fontanería doméstica como en la industrial.
Permiten regular, controlar y dirigir fácilmente el flujo de fluidos a través de una tubería.

Existen una gran variedad de estilos de válvulas, cada uno con su propio diseño y función. Entre ellas podemos mencionar:

• Válvula de bola: Es el tipo más común de válvula. Consiste en una bola con un agujero en el centro. La bola está conectada a una manivela, que se utiliza para abrir o cerrar la válvula. Están diseñadas para abrirse y cerrarse rápida y fácilmente, sin una caída de presión. La bola del interior de la válvula crea un sello hermético, impidiendo que el líquido se escape.
• Válvula de compuerta: Consiste en un disco conectado a un eje. El disco se abre o se cierra girando el eje. Esta restricción gradual evita el golpe de ariete, que es el resultado de que el agua se vea obligada a cambiar de dirección o a detenerse de repente. No se utilizan para regular la presión.
• Válvula de globo: Se utiliza habitualmente para controlar el flujo de agua. A diferencia de otros tipos de válvulas, como las de bola y las de compuerta, las válvulas de globo están diseñadas para modular y estrangular el flujo de agua, en lugar de limitarse a abrirlo o cerrarlo. Esto hace que las válvulas de globo sean ideales para tareas como aislar diferentes secciones de un sistema de agua o regular la presión y el caudal.
• Válvula mariposa: Se utiliza para aislar y regular el flujo de agua, especialmente en aplicaciones industriales. Resultan ideales para controlar grandes volúmenes de agua como es el caso de las plantas de tratamiento de agua, plantas de aguas residuales, etc. Es fácil de operar, pero debes tomar en cuenta que al abrirla es inevitable que ocurra una caída de presión.

Cada tipo de válvula tiene sus propias ventajas y desventajas, por lo que es importante elegir la válvula adecuada para cada aplicación.